lunes, 26 de junio de 2017

Lagos, ciudad de los contrastes.



Autor: Gaetan
De momento no puedo hablar de Lagos en su conjunto. Es una ciudad tan enorme que sería muy atrevido decir que, en una semana, uno tiene idea de cómo es. Además, desde la periferia dónde vivo, todavía no puedo decir nada del centro porque no lo he visto. Lagos es una ciudad de más de 15 millones de habitantes. Algunos hablan de 18. La verdad es que es una ciudad de grandes dimensiones en todos los sentidos pero también una ciudad de grandes contrastes.
Cuando preparaba el viaje para Nigeria, todo el mundo me pedía tener mucho cuidado pensando directamente en Boko Haram. Este grupo extremista musulmán lleva años matando a todos los que no comulgan con su  idea del islam radical en el norte de Nigeria pero también en Niger, Camerún y Chad. Matan a niños, mujeres, ancianos y hacen tantas barbaridades que su reputación está más que conocida en el mundo. Tanto es así que hoy en día cuando hablas de Nigeria, la gente piensa en Boko Haram. Pues, tengo que decir que aquí, el Lagos, lo único de lo que no se habla es Boko Haram. Si no tocas el tema expresamente, no sale en la conversación. Este país es tan grande y tan complejo que lo que pasa en el norte tiene poca repercusión en el sur. Tampoco se ven indicios de tensión entre los cristianos y los musulmanes en esta mega ciudad dónde las iglesias de todo tipo alternan con las mezquitas en cada rincón y la gente con cruz está en los mismos atascos que los que llevan djelaba.

La otra impresión que uno tiene es justamente el número de personas que andan por las calles de la ciudad. Hay verdaderos atascos de personas que van y vienen en los mismos carriles que los coches, las motos. Todo se mueve. Hay vida. No se puede hablar de exceso de velocidad porque los coches van en cadena uno tras otros y las personas van pasando  a veces cruzando las calles corriendo dónde no hay paso de cebra.  Todavía no he vista un solo semáforo en la pequeña parte que he visitado. Los coches y las personas se cruzan aplicando la lógica del más rápido. Conducir aquí es una verdadera hazaña. La pregunta que uno se hace al ver este espectáculo es: ¿por qué no hay accidentes cada día? No podría asegurar que no los haya pero diría que si los hay, son pocos con respecto a lo que uno podría esperar.
En todos los barrios, se ven los tendidos eléctricos. Todo hace creer que la corriente llega a todas partes en esta zona de la periferia. Sin embargo, también se oyen ruidos de los grupos electrógenos por todas partes. La explicación es sencilla: la luz pública está cortada casi siempre y nunca nadie sabe cuando llega y cuando se va. Los que tienen aparatos que necesitan electricidad en casa se ven obligados a comprar grupos electrógenos y a instalar moduladores de corriente para evitar las sobrecargas cuando viene la corriente pública. Al lado de mi habitación, hay un grupo que me entretiene con su ruido ensordecedor desde la mañana hasta tarde la noche. Si hubiera aparatos de medir la contaminación, Lagos podría ocupar un buen puesto en el ranking mundial. Sin embargo, nadie parece preocuparse por este problema. La gente tiene otras preocupaciones.

A ambos lados de cada calle, existen canales para evacuar agua. Se nota que en algún momento de la historia, ha habido grandes obras para mejorar la vida de los barrios. El problema es que ahora, por algún problema, los canales están llenos de agua verdosa estancada. En otros muchos lugares, están repletos de botellitas de plástico vacíos mezclados con las bolsas de plástico negras. Evidentemente, el ambiente es propicio para la proliferación de los mosquitos y un caldo de cultivo de diversas enfermedades. Se ve que los beneficios del petróleo extraído en este país en grandes cantidades (primer productor africano), no están llegando todavía a todos.
A pesar de todo esto, el pueblo nigeriano es extremadamente respetuoso hacia los sacerdotes y amables con visitantes extranjeros. Estoy sorprendido por los gestos de cariño recibido a lo largo del día y todos los días. No sé si lo hacen por mí por ser sacerdote o es una actitud general hacía cualquier extranjero que llega. Me costaría pensar que no sea así.
¡Este país me está encantando!


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