martes, 24 de noviembre de 2015

Las guerras africanas (Part6)

La guerra del Sudán del Sur.

Para muchos observadores, la guerra actualmente en curso en el Sudán del Sur es fruto de la estupidez y de la codicia de dos personajes claves de ese país: el presidente Salva Kiir y su ex vicepresidente Riek Machar. Es también la guerra más absurda a la que estamos asistiendo en los últimos tiempos. Tan es así que se está llevando al joven país al borde de la desaparición como nación y la auto-destrucción como pueblo.

Las raíces del conflicto.

Para entender el conflicto actual, hay que tomar en cuanta tres cosas importante: la historia del país, la composición étnica de esta parte del Sudán y los recursos petrolíferos.
En primer lugar, durante la época colonial, Inglaterra nunca se preocupó de formar a una élite capaz de auto-dirigirse. Se entregó a la ocupación y la explotación de los recursos. Cuando el Sudán recobra su independencia, el sur estaba completamente desprovisto de recursos humanos. Por otro lado, ya desde la independencia en 1956, el norte y el sur entran en una guerra mortífera que durará muchos décadas.
Durante la segunda guerra entre el norte y el sur, John Garang que era militar del ejército nacional se convirtió en el leader el sur. Para impedir cualquier rivalidad en el mando, se encargó de descartar a cualquier persona emergente, llegando incluso a matar a los que podía sospechar de tener mejores capacidades que él. Este hecho hizo que el Sudán del sur se quedará mermado en cuanto a la capacidad intelectual de auto-gobierno. Salva Kiir que sustituyó a John Garang, después de su accidente mortal, no es más que un sargento del ejército y según muchos analistas, manipulable e incapaz de tener una visión clara del futuro nacional. Riek Machar su adversario hizo sus estudios en Inglaterra pero su ambición por el poder y su codicia le hace incapaz de posponer sus intereses personales por encima de los del Estado.
En segundo lugar, viene el problema étnico. Allí nos encontramos con dos grandes grupos sociales importantes: los dinka de los cuales proviene Salva Kiir y los nuers de los cuales proviene Riek Machar. Las dos etnias son nilóticas y fueron principalmente pastores de vacas antes de combinar esta actividad con la agricultura. Son generalmente de religión tradicional aunque últimamente muchos acogieron la religión cristiana. Los miembros de estas etnias son muy altos pudiendo llegar algunos a 2 metros de altura. Hablan lenguas diferentes pero con cierta similtud. Sus costumbres, aunque diferentes, tienen algo en común. Los dinka son mayoritarios con unos 3.000.000 de integrantes mientras que los nuers son unos 2.000.000.
Ya en 1991, hubo enfrentamientos entre los dinka y los nuers. Entonces, el leader de los dinka era John Garang y el de los nuers, Riek Machar. Todo se saldó con al menos 5.000 muertos. Sin embargo, el hecho de tener entonces un enemigo común, el Sudán del norte, volvieron a unirse para la lucha.
Se piensa que el hecho de vivir en estructuras de clanes hace que la gente no tenga una visión muy amplia del estado. De repente, los ejecutivos funcionan como si estuvieran dentro de un clan pequeño.  El Estado nuevamente creado se convirtió rápidamente en un estado fallido sin estructuras sólidas, sin control riguroso, con mucha corrupción y clientelismo.
En tercer lugar, viene el petróleo. El primer recurso que genera ingresos es el petroleo. Desde siempre el Sudán del norte quiso controlar este recurso y de momento aprovecha con las tasas de tránsito. Le interesa que se siga sacando mucho para beneficiar mucho.
En la actualidad, tres son las empresas que se encargan de explotar el petróleo del Sudán del sur: China National Petroleum Corporation, Oil National Gaz Corporation, Petronas. China, Malasia e India monopolizan este sector. Todas las rivalidades tienen como punto de mira este recurso.
Por tanto, el conflicto del Sudán del Sur aunque con tintes étnicos, no es ni religioso (los dos bandos practican las mismas creencias) ni realmente étnicos al menos en los inicios.

La guerra

Cuando se firmó los acuerdos de paz entre el norte y el sur, se hizo posteriormente un referendo de auto-determinación. Con el impulso de los Estados Unidos, el presidente El Bechir del norte aceptó el veredicto popular. Sudán del Sur se convirtió en el país más joven del mundo el 9 de julio de 2011. Salva Kiir de la etnia dinka se convierte en el presidente y Riek Machar en su vice-presidente. A partir de aquí, empiezan las rivalidades entre los dos mandatarios mirando más su ego que los intereses de su país.
El 13 de diciembre de 2013, empieza la guerra. Salva Kiir detiene a 10 dirigentes nuers acusándoles de preparar un golpe de Estado. Riek Machar se rebela con una parte del ejército. La guerra entre dos hombres arrastra a las dos etnias en unos sangrientos enfrentamientos. Los rebeldes ocupan la ciudad de Bor y posteriormente Bentiu haciendo de paso limpieza étnica. Los militares del gobierno contra atacan haciendo a su vez limpieza étnica. En solamente dos semanas, los muertos se cuentan por miles. La Misión de paz de la ONU se ve desbordada por el flujo de los desplazados.
El presidente Ugandés Museveni envía refuerzos al presidente Kiir que consiguen frenar la furia de los rebeldes. También el presidente del norte, El Bechir se muestra aliado de Kiir por intereses obviamente.
En enero 2014, se firma acuerdos de paz en Addis Abeba (Etiopia) en los cuales se decide enviar tropas etíopes para garantizarlos. Sin embargo, los acuerdos están constantemente violados una y otra vez. El Sudán del Sur se encamina a la desaparición como estado.
En la actualidad, la guerra sigue allí. Siendo un país nuevo sin estructuras, se teme una desagregación total. Estamos ante un posible Estado fallido donde la corrupción, la desigualdad, la injusticia y la pobreza son los elementos que más ocupan el terreno. Los países vecinos intentan apagar el fuego pero también ellos van protegiendo cada uno sus intereses.
Lo único que los dirigentes del Sudán del Sur están mostrando al mundo es que son incapaces de ver el bien común, olvidar las diferencias y reunir energías para batir un país. Están dando razón al Sudán del norte que defendía que no eran todavía maduros para crear un país independiente.

Últimamente, gracias a la amenaza de sanciones por parte de la Comunidad Internacional, las dos partes firmaron un acuerdo de paz el 26 de agosto de 2015 en Juba. Delante de los presidentes de Uganda, Kenya, Etiopia etc. los dos protagonistas, Salva Kiir y Riek Machaar, se comprometieron a enterrar el hacha de la guerra. Según los acuerdos, la parte de Kiir tendrá un 53% del gobierno mientras que la de Machaar tendrá un 33%. El resto de partidos se contentarán con un 14%. Las tropas de Uganda tendrán que retirarse y dejar la seguridad a las fuerzas internacionales.

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